lunes, 31 de marzo de 2014

Miles de niñas son obligadas a trabajar como esclavas domésticas.

"Me convencieron de que ser esclava era mi destino"
Nos vamos de Chakwal
Bishnu tenía nueve años cuando una deuda adquirida por su padre puso fin a su infancia. Al no poder pagar el préstamo, sus padres la enviaron a trabajar como kamalari (esclava doméstica) a la casa de una familia adinerada de Katmandú a la que ella se refiere como sus dueños.  Por apenas 15€ anuales, Bishnu se hacía cargo de las labores de la casa y el campo, dormía pocas horas, apenas comía y, por supuesto, no iba a la escuela. “Trabajaba a todas horas, todos los días pero nunca estaban contentos conmigo. A veces me pegaban con un palo y yo no sabía por qué”, relata la joven.
Bishnu regresó a su casa dos años después y ahora, con 20 años, es la primera mujer de su comunidad que ha cursado el bachillerato. Además, forma parte de un proyecto de Plan Internacional para acabar con el sistema kamalari y que, hasta la fecha, ha servido para rescatar a más de 2.250 niñas.
La joven Bishnu es un modelo para muchas pequeñas nepalíes, una esperanza, un ejemplo de que las cosas pueden cambiar. No le importa contar su experiencia porque dice que “la vida difícil me ha hecho más fuerte. Me permite saber qué se siente y ayudar a otras niñas como hicieron conmigo”. Todos sus esfuerzos se centran ahora en que su historia no se repita. Un reto difícil en un país donde el sistema kamalari está fuertemente arraigado y miles de niñas son obligadas a trabajar como esclavas domésticas. Estudia, colabora con Plan Internacional y dirige un programa de radio que sensibiliza a los miembros de las comunidades sobre este problema.

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